Yanni y los productores de espectáculos...

Por: Javier J. Hernández Acosta[1] (javihernandez@yahoo.com)

Publicado originalmente en El Nuevo Día el 23 de diciembre de 2011

http://www.elnuevodia.com/voz-lacoladeyanni-1150291.html

El revuelo que ha causado el concierto de Yanni debe obligar un análisis más profundo sobre el rol del gobierno en los asuntos culturales. Sin entrar en los méritos del concierto, que me parecen muy pocos, lo que ha quedado confirmado es la falta de interés en desarrollar una política cultural que al menos sea coherente. Pero esto no debe sorprender a nadie porque ha sido la norma por décadas. Y cuando hablo de política cultural me refiero a su concepción más amplia, a la construcción del Puerto Rico desde el cual nos insertamos en el mundo. ¿Qué análisis, si alguno, hizo la Compañía de Turismo, al auspiciar un evento que carece de valor cultural y no fortalece ninguno de los programas que promueven a la isla como destino? Debemos dejar claro que la diversidad cultural y el intercambio a través de las artes es necesario, pero ese intercambio debe ocurrir en igualdad de condiciones y para eso hay que partir desde el fortalecimiento de la identidad nacional y todas sus manifestaciones. Y por si los altos funcionarios de gobierno no logran identificar la relación, la base del turismo está en la cultura.

Pero también es necesario sacar a la luz pública un asunto de política cultural que ha pasado desapercibido, y me refiero a la Colegiación de Promotores de Espectáculos. Si bien es cierto que las colegiaciones parten de un interés público, ¿cuál es el interés público en este caso? Mientras algunos productores reciben altas sumas de dinero para eventos de poco impacto económico y cultural, los pequeños empresarios culturales pasan grandes dificultades para promover sus proyectos por las restricciones de esta colegiación. Esta ley se hizo para proteger a un puñado de productores locales ante la entrada de extranjeros, y sin embargo, la cantidad de empleos que generan es mínima, ya que la mayoría de los recursos funcionan a base de subcontrataciones, por lo que nunca se hubiesen afectado. Mientras, el daño colateral ha sido mayor que el beneficio. El interés público está en promover la actividad cultural a lo largo y ancho de la isla y en todos los géneros y manifestaciones artísticas, no promover monopolios que priven a los ciudadanos de su derecho a disfrutar libremente de las artes, y no solamente de Britney Spears y de Yanni. Ahora que las des-colegiaciones están de moda, aquí hay un interesante caso para evaluar.


[1] El autor es estudiante doctoral, profesor universitario y gestor cultural.