Por: Javier J. Hernández Acosta
La posibilidad de que Marc Anthony y Jennifer López inviertan en la construcción de unos estudios de cine en Puerto Rico debe ser vista con buenos ojos por varias razones. Por un lado, representa un excelente ejemplo de cómo los artistas y empresarios exitosos pueden contribuir, más allá de la filantropía, invirtiendo en el desarrollo de las industrias en las que trabajan. Esto garantiza la sostenibilidad y el desarrollo de oportunidades en el sector. De igual forma, esta inversión representa un gran paso en el proyecto de fomentar una industria cinematográfica con potencial para contribuir al desarrollo económico de la isla.
Para ser competitivos en una industria se requiere, entre otras cosas, tener la capacidad de desarrollar los llamados “clusters”. Se trata de ecosistemas empresariales donde coexisten diversos participantes de una misma industria en una misma ubicación. Esto incluye competidores, suplidores, recursos humanos, etc. Por ejemplo, Broadway es un ecosistema empresarial del teatro, y ciertamente, Hollywood es el mejor ejemplo en la industria del cine. Aunque estos “clusters” surgen por iniciativa del propio sector, lo cierto es que el gobierno tiene la oportunidad de contribuir a su desarrollo. Además de los incentivos fiscales, es necesario proveer la infraestructura y capacitación que necesita la industria. Con las últimas producciones de Hollywood en la isla ha quedado demostrado el talento y productividad del personal técnico y creativo. Por esta razón, el desarrollo de espacios de grabación es esencial para que se logre este ecosistema empresarial de la industria del cine puertorriqueño.
Sin embargo, debemos recordar que la finalidad del proceso no consiste en atraer producciones extranjeras, sino en el desarrollo de una industria local, ya que es en la producción donde se encuentra el mayor valor añadido que genera la industria. En ese sentido, el rol del gobierno debe ser producir incentivos atractivos, pero sin reproducir los fallidos modelos del pasado, donde la mayoría del capital salía del país sin dejar un impacto sustancial en la economía. Basta observar a China para entender que no se trata de insertarse en la economía internacional, si no saber en qué etapa de la cadena de valor hacerlo. Esperemos que la política se mantenga lejos del asunto, porque el potencial es real y de gran beneficio para el desarrollo económico y cultural de Puerto Rico.