El rumbo que debe tomar la cultura (artículo Claridad)
/Por: Perla Franco Publicado en el periódico Claridad del 13 al 19 de mayo de 2013: http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=434020C1E8B152F7BAB86BBDAEC7FC9A
En medio de la gama de nombres que se manejan para dirigir el Instituto de Cultura Puertorriqueño (ICP), habría que preguntarse si el proceso se queda en la lucha por el nombramiento, o si trasciende hacia la meritoria discusión del desarrollo que deben tener las instituciones culturales del país.
Ese debate, que hasta el momento ha mantenido un tono de bajo perfil público, tiene en jaque al gobernador Alejandro García Padilla, de quien se dice que tiene listo un proyecto de ley, -preparado por sus asesores-, que quisiera presentar a la Legislatura pero que parece estar reñido con otras propuestas. El contenido del proyecto es desconocido hasta al momento.
Así las cosas, consultamos a varias personas vinculadas a la gestión cultural del país para que nos dieran su opinión sobre el panorama cultural actual y las necesidades que debería cubrir cualquier legislación al respecto.
Necesario el diálogo social para repensar la cultura y su institucionalidad actual
Para la directora de la Maestría en Gestión y Administración Cultural de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, Mareia Quintero, la percepción que tiene sobre el supuesto proyecto del Ejecutivo es que hay quienes gestionan para que no se presente, con lo que ella está de acuerdo. Y es que no está de acuerdo en que una propuesta como esa deba salir del gobierno y sus asesores, sino de un diálogo social sobre el tema, del que deberá surgir el “repensar totalmente la cultura”.
“La importancia de las políticas culturales es que deben darse como parte de un diálogo social que incida en toda la política pública” afirmó Quintero. Con relación al nombramiento de un director o directora del Instituto de Cultura, para el cual han estado sonando diferentes nombres, opinó que “ese nombramiento estaría enmarcado en ese diálogo social y me parece que eso es lo correcto”.
“A mí lo que me preocupa”, añadió, “son los precedentes”. Se refirió a que bajo las administraciones de los exgobernadores Sila Calderón como Aníbal Acevedo Vilá, se elaboraron sendos informes sobre el tema cultural que nunca trascendieron. Se refirió a ambos informes como “incompletos”, aunque reconoció que tuvieron “elementos importantes. “Pero no se hizo nada con eso. Por eso me parece que fueron insuficientes”.
En el caso del informe que se realizó bajo la administración de Acevedo Vilá, -que fue preparado por el Instituto de Política Pública-, explicó que éste llegó a tener unas 100 ponencias que no se hicieron públicas. En el caso del informe bajo la administración de Calderón, “ése sí se hizo público por el ICP, pero no llegó mas allá”.
Quintero está conciente de que los procesos de diálogo social son intensos, transversales y requieren de mucha participación. Sin embargo, reconoce su vital importancia en este proceso. Por ello, simpatizó con la idea de que se inicie ese “amplio proceso de consulta social y consenso” que permita “reevaluar esa institucionalidad de la cultura”. Identificó su necesidad debido a la inercia gubernamental que existe ante la necesidad de “articular una política cultural coherente” que conecte las diversas agencias culturales. Reconoció en la participación ciudadana el eje vector del proceso de diseño, implementación y evaluación de las políticas culturales. Hizo referencia a la necesidad de una red de puntos de cultura. Habló de alianzas estratégicas con las instituciones educativas para integrar las artes en el proceso educativo. También la inclusión social “a través de la experiencia creativa”. Considera que el proceso se debe dirigir hacia una economía de cultura sostenible. Planteó la necesidad de enriquecer el capital cultural nuestro con políticas de residencias culturales que promuevan creación artística innovadora; que se fomente a nivel internacional y regional, que tenga intercambio con la diáspora boricua y que fomente la documentación, investigación y crítica cultural.
Reclamo de un Departamento de la Cultura
Otra de las propuestas culturales importantes es la que insiste en que se cree de una vez y por todas un Departamento de Cultura. Uno de los que viene haciendo ese reclamo hace años es el reconocido artista plástico Antonio Martorell.
Martorell dijo desconocer si el Gobernador tiene o no un proyecto de ley preparado para presentarlo a la Legislatura relacionado a la cultura, pero insistió en que lo que se debe hacer es crear ese Departamento de Cultura a nivel del gabinete del Gobernador “para darle la importancia que amerita” la cultura, y para que “se le asigne un presupuesto igual que se hace con los demás Departamentos como el de Educación, Turismo, o Recreación y Deportes, entre otros. Un Departamento de Cultura con voz, con voto y con presupuesto”, insistió.
Aunque reconoció que hay quienes se oponen a que se cree ese Departamento bajo el argumento de que el gobierno tendría injerencia política directa que le haría perder la “independencia” que le atribuyen al ICP, indicó que “bajo esa supuesta independencia al ICP casi lo destruyen. ¿De qué independencia es que hablan esas personas?”, cuestionó.
Por un Ministerio de Cultura
Otro de los que hace años viene haciendo un reclamo relacionado al tema de la cultura Ángel Collado Schwarz, reconocido empresario en la industria de las comunicaciones y quien fuera miembro de la Junta de Directores del ICP en 1985 y del Museo del Barrio en Nueva York.
Collazo Schwarz reconoció la importancia del ICP y “la gran labor que realizó en un país colonizado donde los colonizadores han ignorado la cultura”. Pero opinó que ya es momento de trascender y crear una “Secretaría de la Cultura”, similar al modelo que existe en Francia “para democratizar la cultura, que fue lo que se hizo en ese país. Ese modelo debe incluir el acceso a la cultura”, indicó. Otro de los ejemplos que utilizó para favorecer ese modelo fue la orquesta juvenil de Venezuela, que ha utilizado la música como antídoto a la educación musical elitista y a la delincuencia.
Collado Schwarz dijo estar convencido de que es “absurdo” que en el siglo XXI en Puerto Rico existan ocho instituciones culturales, dos de ellas “independientes”, y que en su lugar debería existir un Ministerio de Cultura. Ese Ministerio de Cultura, señaló, debería tener tres objetivos importantes: educar, maximizar la creatividad del puertorriqueño y su autoestima, y ser herramienta para generar empleo. Lo visualiza como el ente rector de la política pública cultural, con un presupuesto centralizado y que trabaje “bien de cerca” con las secretarías de Educación, con la Universidad de Puerto Rico y con el Departamento de Desarrollo Económico. Porque, añadió, ese modelo puede generar más dinero que lo que le asigne el gobierno, como sucede en la ciudad de Salzburgo (en Austria), según indicó. Por lo tanto, aclaró que ese Ministerio debe verse “como una inversión para generar ingresos y no como un gasto”.
Collado Schwarz opinó que luego de radicado un proyecto como ese en la Legislatura, en el proceso de vistas públicas es donde el tema se abriría a discusión.
La cultura como motor económico
Un ángulo novedoso en el tema cultural es el que propone el joven músico, gestor de empresas culturales, trabajador en distintos proyectos de iniciativas privadas de autogestión para generar empleo seguro en la cultura, y quien tiene estudios en Administración de Empresas, Javier Hernández.
Su planteamiento incluye el hecho de que existe una generación que ha trabajado la cultura al margen de la institucionalidad cultural y que por lo tanto ha tenido que gestionar sus propios recursos financieros para desarrollarlo. Por ello, plantea que éste puede ser un buen momento para que todos los sectores relacionados a la cultura comiencen a converger en una mesa y a conversar sobre el tema. Ello, debido a que “se debe entender” que el apoyo de las agencias de gobierno dedicadas a la cultura no necesariamente tiene que ser económico, sino de recursos y facilidades. Cree que el gobierno debe tener un rol directo en la producción cultural, para garantizar una política pública cultural.
Hernández criticó que en los últimos años, “por la situación política que conocemos, el rol del gobierno no ha sido mucho”. Planteó que el diseño de las instituciones culturales que existen no está adaptado al siglo XXI y que es muy rígido. Mencionó que además, se ha creado “mucha legislación que no es cultural, pero que ha afectado la cultura”. Dio como ejemplo el asunto de la colegiación compulsoria de productores de espectáculos y los descuentos de 50 o 75 por ciento en el costo de los boletos para las personas de edad avanzada, “impuestos de manera desorganizada sin pensar en las consecuencias que iba a tener para el sector cultural”, principalmente el emergente que se desarrolla con pocos recursos. “Eso supone que si yo soy un pequeño empresario puertorriqueño que quiere hacer una producción entre artistas independientes, tengo los mismos requisitos de un productor que produce en el Choliseo con un presupuesto millonario. Eso es totalmente desproporcional. Esas son cosas que afectan y yo creo que se debe a que no hay una política cultural que canalice esos esfuerzos y que ayude. Que todo el mundo sepa a la hora de legislar qué es lo que queremos hacer, cuáles son los lineamientos y qué nos propusimos a nivel nacional en cuanto a la cultura”, acotó.
Reconoció que existe la necesidad de convocar a todos los sectores culturales, vinculados a su vez al sector comunitario, para crear un Plan Nacional de Cultura que tome en cuenta las particularidades geográficas y demográficas. Ese plan debe establecer lo que debe ser consenso de lo que se quiere proteger, incentivar y lograr a nivel cultural. Igualmente propuso trabajar con el acceso a la cultura y con lo que llamó los tres ejes de un nuevo diseño organizacional que deben darle flexibilidad a la institucionalidad gubernamental cultural. Éstos ejes son: el patrimonial, que debe encargarse de la conservación y preservación; el de la vinculación cultural a la educación, y el de las industrias culturales y cómo en ellas se estimula la demanda cultural que a su vez se utilice como motor de desarrollo económico.
Será la creación clara y coherente de un proyecto cultural de país en el que aporten todos los sectores vinculados a la cultura, los que a su entender logrará conformar la institucionalidad necesaria. “Y así, quien dirija esa institucionalización deberá seguir esos lineamientos”, argumentó.