La censura es un acto inútil

Por: Javier J. Hernández Acosta (javihernandez@yahoo.com)

Publicado originalmente en El Nuevo Día el 26 de noviembre de 2010.  http://www.elnuevodia.com/voces-esinutillacensura-825401.html

A menos de dos horas del lanzamiento oficial del nuevo disco del grupo Calle 13, la presidenta de la Junta Reglamentadora de Telecomunicaciones ya se encontraba en los medios censurando el material por considerarlo obsceno.  Una vez acepta que este asunto es responsabilidad de las autoridades federales, le solicita a los ciudadanos que escriban cartas para evitar que estas canciones se difundan en la radio.

Lo que resulta interesante de su solicitud es que para que supuestamente algo sea censurable debe resultar ofensivo a la mayoría de la población y carecer de valor literario o artístico.  Ahora, ¿de dónde esta señora asume tales conclusiones?  Tratando de ser objetivo me pregunto, ¿será por las palabras que se utilizan, por las denuncias que se hacen o por quienes se denuncia?  Lo que a esta señora le parece obsceno, lascivo y carente de arte, a mi me parece un pleno entendimiento de la cultura popular y un ejercicio democrático de libertad de expresión, a parte de una interesante aportación al panorama musical latinoamericano.

Obviamente, si observamos que en distintas ocasiones se ha aludido a un gobernador y a un alcalde,  presidentes y vicepresidentes de su partido, es fácil entender que se trata de una directriz, algo que la presidenta debería aceptar en vez de meterse en mares tan profundos como la censura y la obscenidad, áreas que ciertamente no son su especialidad.  La censura es un acto inútil que siempre termina beneficiando al arte.  Si tienen duda vean el caso de las caricaturas, que gracias al intento de censura de la Comisión Estatal de Elecciones terminaron recorriendo todo el país.  La curiosidad puede mucho más que el llamado hipócrita que siempre se hace en nombre los valores y la moralidad.  El arte tiene que defenderse con uñas y dientes, denunciando cualquier intento de frenar su expresión, pues lo único censurable es quien promueve la censura.