Hacia la economía creativa

Hacia la conomía creativa

JAVIER J. HERNÁNDEZ ACOSTA

Publicado originalmente en El Nuevo Día el 2 de febrero de 2012: http://www.elnuevodia.com/columna-economiacreativa-1439333.html

Durante los próximos meses veremos un mar de propuestas y alternativas de desarrollo económico. Probablemente veremos una mezcla de repetición, enfoques absurdos y una que otra buena idea que nos dará esperanza de no seguir empeorando. Mucho de la discusión girará en torno a la calidad de los empleos y el rendimiento de los incentivos otorgados. Mientras, seguimos abogando por dirigir la atención hacia la economía creativa, porque aunque sea pertinente incentivar la agricultura y el sector industrial, sabemos que ninguna de ellas será esa punta de lanza que nos ponga en el nuevo mapa de la competitividad internacional.

La economía creativa, que incluye todos esos sectores que se fundamentan en la creatividad, contenidos simbólicos y protegidos por el derecho de autor, brinda una oportunidad única de desarrollar una economía que combina ser de alto valor añadido e intensiva en mano de obra. Se trata de un sector con grandes eslabonamientos con el resto de la economía y en la que existe abundancia de su insumo principal: el talento. Fomentar la economía creativa, haciendo énfasis en ciertos sub-sectores, requiere entender la lógica detrás de su cadena de valor. Sobre esto el gobierno puede hacer las intervenciones necesarias para garantizar y potenciar la calidad de los insumos.

Por ejemplo, en los últimos años hemos hablado de la industria de cine como un sector importante de una nueva estrategia de desarrollo económico. Sin embargo, no acabamos de entender que la mayor parte del valor se genera en la etapa de creación/producción y no necesariamente en la filmación. Para esto necesitamos entender de donde salen los insumos principales de esta industria. ¿De dónde surgen los actores, directores, guionistas, técnicos especializados y personal de apoyo? Esos talentos son el producto de los programas de arte y humanidades de las principales instituciones de educación superior y de la experiencia profesional.

Así como se propone incentivar la producción a través de la compra de acciones preferidas en empresas de capital local, el equivalente para fomentar la competitividad en las industrias creativas consiste en fortalecer esas instituciones e incentivar la producción artística en todos los niveles. Es hora de pensar en un política pública concisa y coherente sobre la inversión cultural. Este es el momento de buscar soluciones distintas a través de iniciativas distintas.